El single
Ésta sí, Ésta no alcanzó el millón de copias vendidas en todo el mundo y
Chimo Bayo se vio catapultado a la fama mundial, llegando a ofrecer más de 100 actuaciones por Europa y a ser número uno en países como Israel y Japón: décadas antes de que
David Guetta y similares soñasen siquiera con llenar estadios, el DJ valenciano lo estaba haciendo ya, congregando a 50.000 personas en su mítica actuación en el
Tokio Dome.
Sólo un año después, repitió hazaña con otras dos canciones rompe-pistas,
Química y Bombas: la segunda fue número uno en Japón, de nuevo, y se convirtió en su single más vendido. Tal fue la relevancia de Bayo que, en 1994, acudió en representación de todos los DJ y de los autores de música de baile nacionales al
Festival Internacional de las Músicas (MIDEM), que se celebra anualmente en Cannes. Ese mismo año, editó el que sería el último de sus hits,
La Tía Enriqueta.
El boom de
Así me gusta a mí terminó por atraer la atención de las principales discográficas nacionales hacia la música de baile y abrió la puerta a muchos otros artistas: en 1991,
EMI-ODEON publicó los maxi-singles
Dime corazón y Nothing like your love, cartas de presentación y dos de los temas más celebrados del DJ valenciano
Alberto Añón, que formarían parte de su LP
Pequeñas sorpresas para bailar, publicado en 1992.
Englobada tradicionalmente dentro de los parámetros del italo-disco y del euro-house, la trayectoria musical de
Añón duró poco, hasta 1995, pero tuvo un eco popular nada desdeñable: a su LP de debut siguieron dos más,
Tremendo (1992) y
Tiempos de amor (1994), que dejaron un buen puñado de singles de tecno-romántico y que llenaron las pistas de baile de emociones a flor de piel y de sentimentalismo, siendo su producción más asimilable a la de los recién llegados
OBK, que debutaron también en 1991, que al espíritu lúdico y gamberro de la de
Chimo Bayo.
Otro de los grupos que destacó especialmente en la época fue
Double Vision, aunque, pese a llegar a ser número uno en la lista de
AFIVE, su repercusión terminó siendo mucho mayor fuera de nuestras fronteras: formado por el DJ valenciano
Pedro Cerveró y la vocalista irlandesa
Caroline McCloskey, Double Vision debutó en 1993 con la publicación del single
Sara, de la mano de
Estampida Records, discográfica fundada por el propio Cerveró en 1987.
En 1994, vio la luz
Knocking, su tema más celebrado y que les granjeó diversos discos de oro y platino por toda Europa. All right, de 1995, abundó en esta tendencia y afianzó la presencia del grupo en las principales salas de baile de Alemania, Holanda, Austria y Bélgica: auténticos epicentros del clubbing en el viejo continente en la transición de los 80 a los 90.
Fijaron su residencia en Ámsterdam, entonces, y publicaron a través del sello alemán
ZYX su único LP hasta la fecha,
Unsafe Building, en 1996: tal fue su éxito en Alemania y Holanda, que las cadenas Bravo y Viva los nominaron como mejor grupo extranjero de música dance y que llegaron a ser invitados a una de las ediciones del concierto anual por el cumpleaños de la reina Beatriz.
A partir de 1994, sin embargo,
la Ruta del Bakalao entró inevitablemente en la espiral autodestructiva que terminó por abocarla a su fin, inmersa en una embrutecida competición de ruido por el ruido y de chunda-chunda desaforado, pervertido su buenrrollismo fundacional por la manifiesta agresividad que generaban las drogas de síntesis, devaluadas por el cretinismo del que hacían gala sus nuevos asiduos, tan alejado del espíritu lúdico y libertario de sus predecesores, y señaladas por una furibunda campaña de acoso mediático, a cuenta del elevado balance de accidentes automovilísticos que provocaban cada fin de semana.
Las discotecas que la conformaban se vieron arrastradas al descrédito y entraron en una progresiva decadencia que las llevó, primero, a cambiar de nombre y, después, simplemente a desaparecer.
Poco queda ya, en efecto, de aquella singular cultura de ocio alternativo de origen netamente valenciano que sorprendió al mundo entero en la década de los 80. Eventos especiales y sesiones de remember, poco más, que recuperan a aquellos DJ míticos que hicieron grande a
la Ruta y a las que acuden, ahítos de nostalgia y de ju-jás, los que vivieron con fervor su nacimiento y eclosión.
Fuente: Catálogo Exposición Ídolos POP