lunes, 3 de febrero de 2014

Chimo Bayo, el nacimiento de un icono musical

Joaquín "Chimo" Bayo nació en Valencia en 1961, aunque gran parte de su infancia transcurrió en Teruel, en Rubielos de Mora. Dedicó su adolescencia a su gran pasión, el motocross, compitiendo como profesional en categorías inferiores hasta que un aparatoso accidente truncó su prometedora carrera.

De vuelta en Valencia, se vio imbuido de aquella nueva sensibilidad que se había apoderado de la capital e inició la trayectoria que había de consolidarlo como uno de los principales referentes de la música mákina.

Su labor como DJ le hizo circular por algunas de las salas que surgieron a la sombra de la tríada Barraca-Chocolate-Spook, alcanzando cierta notoriedad ya durante su etapa al frente de Arsenal, ubicada en la localidad de Oliva.

Fue en esta época, en torno a 1987, cuando Chimo Bayo tomó la decisión que le acabó por granjear un lugar preferente en el Olimpo de la Ruta: fundó la discográfica Raya Records, se convirtió en compositor y productor, y editó Ráyate, una recopilación de remezclas de música electrónica que imitaba las sesiones que él mismo llevaba a cabo en Arsenal.

El éxito fue inmediato: vendió 20.000 copias de aquel disco, posibilitó a los makineros disponer de material para reproducir en sus coches y abrió los ojos de los promotores del resto de salas y de los propios DJ, que empezaron a ver negocio en editar casetes con mixes de las sesiones que programaban o ejecutaban.

A aquella primera grabación la siguió una segunda, Ráyate 2, que alcanzó aún mayor repercusión y que colocó a Chimo Bayo y también a El Templo, la sala cullerense en la que pinchaba entonces en la primera línea del panorama musical. Comenzó a reclamarse su presencia en salas de toda España, se sucedieron los bolos en los que Bayo siguió haciendo gala del estilo que le caracterizaba, asimilado habitualmente al de Front 242 por abarcar desde el electropunk al EBM, con fugaces estallidos de hardcore industrial, y el DJ decidió concentrar sus energías en la creación de temas propios.

Atraído por el éxito en diferentes locales de algunas de las composiciones de Germán Bou –músico de amplia formación y copropietario, con Rafael García, de Rager Estudios–, Chimo Bayo entró en contacto con él y, juntos, comenzaron a dar forma a la canción que acabaría por convertirse en el himno de toda aquella generación: Así me gusta a mí.


El impacto de aquella fusión de talentos sigue sin tener parangón. Con su base rítmica contundente y arrolladora, sus insólitas onomatopeyas y scats (esos ju-jás y chiquitán-chiquiti-tán-tán-tán, que fueron repetidos e imitados hasta la saciedad), la espectacular puesta en escena de Bayo con su sempiterna gorra de CCCP, su coraza galáctica y sus gafas con luces acopladas a la montura y aquella evocadora línea de texto que contenía su escueta letra: Ésta sí, ésta no, ésta me gusta me lo como yo; obra del propio Bayo y de Charo Campillos, Así me gusta a mí pasó a ser el grito de guerra de los asiduos a la Ruta del Bakalao.




Fuente: Catálogo Exposición Ídolos Pop

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