Montgomery Clift |
Como manifestaba Jack Kerouac, en la generación de posguerra había «como una especie de fracaso, un cansancio, por todas las formas y convenciones del mundo…» Y Clift lo personificó en el soldado altruista en el Berlín posbélico de Los ángeles perdidos (1948).
En Advertisements for Myself, de 1959, Norman Mailer escribía que, para el hipster, atemorizado por la amenaza de la bomba atómica: «la única respuesta vital es aceptar los términos de la muerte, vivir con la muerte como peligro inmediato, divorciarse de la sociedad, existir sin raíces, embarcarse en un viaje desconocido en los imperativos rebeldes del propio ser».
Este nihilismo de posguerra y su pasión por el be-Rop y la heroína fue adoptado por los beatniks y, posteriormente, por los rebeldes sin causa que descubrían la libertad sexual, el pacifismo y las drogas alucinógenas a medida que pasaban de una cultura teen al compromiso político contra la guerra del Vietnam y la contracultura, y la sincopada música popular daba paso a una explosión de estilos musicales que hasta entonces estaban contenidos en el rock and roll.
James Dean |
Montgomery Clift fue el primero en interpretar ese malestar posbélico: el inconformismo. El nacimiento de una nueva sensibilidad y un tipo de comportamiento sexual, todavía no muy explícito, que hasta entonces habían permanecido en una zona de penumbra, estigmatizado socialmente.
Además, la aparición de Monty Clift anuncia el nacimiento del héroe adolescente (el teenager), con la aureola romántica de un nuevo tipo de ídolo moderno inadaptado a la cultura dominante (el rebelde). Paradoja singular, porque era la primera generación que había crecido en un estado de bienestar en aumento, que disponía de poder adquisitivo para gastar en ocio y tiempo para perderlo gracias a la bonanza económica de la posguerra.
Monty Clift es un eslabón que utiliza Hollywood para atraer al público juvenil al cine, potenciando el mito del joven insatisfecho. Un malestar que se manifiesta en su vida dislocada, acuciado por el dilema de aceptar su homosexualidad. Problemática similar a la de James Dean, que también la mantuvo oculta, y cuya insatisfacción traducía el sentimiento de angustia vital tanto en sus tres personajes cinematográficos, como en su vida.
Marlon Brando |
Fuente: Catálogo Exposición Ídolos Pop
No hay comentarios:
Publicar un comentario