martes, 10 de diciembre de 2013

Studio 54, el templo de la música disco

Hasta la disco más pequeña tuvo sus boogie nights, pero donde se vivieron las auténticas noches locas fue en la disco neoyorquina Studio 54. Varios factores la hicieron excepcional: la música que ponían los DJs, los famosos que llenaban la sala VIP del club neoyorquino y la política de entrada al club: los dueños querían que hubiera expectación en la puerta, que la gente suplicara por entrar y que solamente los escogidos por el portero, una mezcla de gente guapa y jóvenes macizos, accedieran a la pista, dispuestos a todo por alternar con los famosos. Y los famosos, por tener carne fresca.


La consigna de Steve Rubell, uno de los propietarios, era: «quiero que todo el mundo sea guapo y divertido». Cuentan que Neil Rogers y Bernard Edwards, del grupo Chic, habían quedado con Grace Jones para producirle su nuevo disco, pero al no apuntar sus nombres en la lista de invitados, el portero no los dejó entrar. Enfurecidos, compusieron Fuck off, trasformada luego en Le Freak, que sonaba en Studio 54 cuando se convirtió en un himno mundial.

En Studio 54 se daba cita la jet set internacional. Eran fijos famosos alcohólicos y pintores veteranos residentes como Truman Capote, Liz Taylor, Liza Minnelli y Dalí, que alternaban con la nueva meritocracia del rock: Mick Jagger y su mujer Bianca Jagger, Michael Jackson y Diana Ross, secundados por Mohamed Ali, Brooke Shields, Warren Beatty, Calvin Klein y Dolly Parton, que una noche de redada tuvo que huir por la escalera de incendios. Triunfar en el escenario de Studio 54 era un trampolín a la fama: allí comenzó su carrera Madonna, Grace Jones estrenó La vie en rose, relanzó su carrera Diana Ross y animaron las noches más turbias Village People y Chic.


En la pista, mientras descendían impresionantes columnas luminosas, giraban los robots y sonaba la mejor música disco del mundo, la gente bailaba enloquecida recortados sobre la imagen del estudio, The Man in the Moon, una Luna que esnifaba coca con una gran cuchara plateada, que se movía rítmicamente. Pero donde realmente se concentraba la acción era en el tercer piso, en la famosa Rubber room, que según cuentan los camareros «era donde las celebridades hacían que Sodoma y Gomorra pareciera una guardería».

La sala VIP, en realidad, estaba en el sótano, con la máquina del millón de Elton John, lugar mítico por ser donde se celebraban las fiestas de los famosos.

Los mayores éxitos que sonaron en Studio 54 fueron I Love the Nightlife, de Alicia Bridges, I Love America, de Patrick Juvet, Let's All Chant, de Michael Zager Band, Y.M.C.A, de Village People, Last Dance, de Donna Summer y Le Freak, de Chic. De allí surgieron los Dj´s que comenzaron a remezclar los discos de los famosos: John Jellybean Benitez, Tom Moulton y Tony Carrasco. El soberbio sonido de Studio 54, parte fundamental de una macrodisco, fue cosa de Richard Long, quien se encargaría de instalar el sonido del Studio 54 de Barcelona, inaugurada el 9 de octubre de 1980.


A los treinta y tres meses de su inauguración, el 4 de febrero de 1980, Studio 54 celebró la muerte de la discoteca más famosa del mundo. Sus dueños, Ian Scharager y Steve Rubell, fueron acusados de defraudar al fisco dos millones y medio de dólares. En el registro que realizó la policía se encontró, escondidos en las paredes, bolsas de basura repletas de dólares y paquetes de cocaína. Pero lo más sorprendente fue que, cuando el FBI le pidió a Rubell los archivadores con las cuentas y los abrieron, en vez de los libros de contabilidad, encontraron un alijo de cocaína. Ese fue el final.

Fuente: Catálogo Exposición Ídolos Pop

No hay comentarios:

Publicar un comentario